miércoles, 24 de enero de 2018

Un italiano en Nervión

Montella dirigiendo al Sevilla en el duelo de vuelta de 1/4 de Copa | Foto: Estadio Deportivo

La victoria es efímera. La derrota trasciende.
Esto es así en prácticamente todos los aspectos de la vida. Pero más en el fútbol de hoy en día. En un deporte tan mediatizado como este, la derrota te pone en el punto de mira. La prensa, los aficionados y hasta la directiva tiende a señalar rápidamente culpables, con la creencia de que una vez encontrado el punto de fuga, todo va a solucionarse rápidamente. 
Y eso debieron pensar en Nervión cuando justificaron los malos resultados despidiendo al 'Toto' Berizzo. El técnico argentino fue el sacrificio que el club tuvo que hacer ante la presión recibida por parte de afición y medios de comunicación. Algo tenía que cambiar para que pareciese que se estaban tomando cartas en el asunto. Y ese algo fue el entrenador.
Se le despidió deseándole la mejor de las suertes en su lucha, una más importante que cualquier partido de fútbol. Pero también se le despidió a traición, con unos resultados qué en ningún caso justificaban su despido. Quizá el juego del equipo no era el mejor, pero lo cierto es que el margen que se le concedió fue mínimo. Y más si tenemos en cuenta que el técnico argentino estaba recién operado.

Tras días de incertidumbre y dudas, llegó Montella. Que no era ni la primera, ni tampoco la segunda opción del equipo sevillista. Fue un fichaje que se gestionó con el mismo nerviosismo que el despido de su predecesor. Se frustraron un par de negociaciones y, perdonen la expresión, les entró la prisa

El sentir general del sevillismo y de los que habíamos seguido su carrera en los banquillos, era el de que Vincenzo Montella no era el entrenador que ahora mismo necesitaba el Sevilla.

El técnico italiano venía de ver como se iba a pique el proyecto que le habían confiado en verano, un proyecto ambicioso de más de 200 millones de euros. Montella no dio con la tecla. Se le dieron los materiales para construir un equipo sólido, fiable atrás y muy vertical arriba, pero lo cierto es que los cimientos hacían aguas. Futbolistas como Borini, Kessie o Musacchio no estaban demostrando el porqué de estos gastos millonarios y, finalmente, los directivos milanistas decidieron dar las riendas del equipo a Gennaro Gattusso.

Nadie esperaba este fichaje. Pero ocurrió. Y con Montella llegó la táctica a Sevilla. Un equipo que había estado jugando de manera más pasional (partidos de ida y vuelta que habían fatigado al equipo) durante el inicio de temporada, empezó a esbozar los partidos de otra manera. Le costó dos derrotas, ante Betis y Alavés, pero la Copa, donde Montella cosechó sus primeras tres victorias con el conjunto hispalense, confirmó lo que se venía viendo. El equipo planteaba los partidos de una manera más inteligente. Sabía cuando debía correr y cuándo mantenerse a la espera. Mejoría defensiva y recuperación para la causa de algunos futbolistas que habían estado a un nivel inferior al esperado, como el ex de la Sampdoria, Muriel. En cuanto al juego, el equipo de Montella aún tiene que pulir distintos aspectos, como el control en mediocampo, pero la línea a seguir es algo muy parecido al encuentro de vuelta de 1/4 de final de Copa del Rey ante el Atlético de Madrid.

Después de lograr tres victorias consecutivas contundentes, dos de ellas ante el equipo del 'Cholo' Simeone, Montella empieza a parecerse un poco más a lo que necesita el Sevilla. O al menos, en este caso, y como ya pasó en Florencia, ha logrado poner remedio a las carencias del equipo, sobre todo en fase defensiva.

Hoy, en Sevilla celebran la victoria, pero como ya sabe Vincenzo tras una dilatada y exitosa carrera futbolística, la victoria no dura para siempre. Es efímera.

@juaniin19




0 comentarios:

Publicar un comentario