sábado, 21 de junio de 2014

'Les bleus' presentan su candidatura sin Ribéry



Didier Deschamps tiene que estar muy contento. Francia funciona y sus rivales lo saben. Ayer dieron un recital ante Suiza que, aún siendo la favorita para alzarse con el segundo puesto del grupo, tuvo que ver como los franceses la humillaron hasta que se cansaron de hacer goles. En todo momento Francia se mostró sólida en ataque y defensa. La ausencia de Paul Pogba en el once extrañó a todo el mundo, pero francamente, Moussa Sissoko hizo que olvidásemos por completo la figura del mediocentro juventino. Cuando un equipo tiene un banquillo capaz de hacer olvidar a uno de los mejores futbolistas del equipo, es que algo estás haciendo bien.

Al seleccionador galo le llovieron las críticas tras dejar fuera del Mundial a Nasri, que no se tomó con demasiada filosofía la decisión de 'Didi' Deschamps. La novia del futbolista del City añadío más leña al asunto y por eso el ex entrenador del Olympique de Marsella tuvo que salir al paso de las críticas
"No me llevo a los mejores jugadores, llevo a la mejor plantilla"

Esta afirmación tuvo valedores y detractores a partes iguales: por un lado, los que defendían que un equipo con figuras conflictivas se vería abocado al fracaso, como había sucedido en competiciones anteriores; y por otro, los que defendían que la selección era el punto de encuentro de los mejores futbolistas de Francia y que por tanto debían ir aquellos capaces de lo mejor. Solo el inicio de la Copa del Mundo daría la razón a una de las dos posturas.

Con la lesión de Ribéry y Clement Grenier y su consiguiente retirada de la lista de veintitrés más de un futbolista debió haber lamentado sus actos y palabras. Deschamps fiel a su elección decidió sustituir al extremo del Bayern con Remy Cabella, un talentoso mediapunta que juega en el Montpellier; y a Grenier con el mediocentro del Southampton, Morgan Schneiderlin. Aún siendo buenos futbolistas, estas sustituciones suponían una gran disminución (sobre todo por Ribéry) en la calidad francesa de tres cuartos de cancha hacia arriba. En algunos medios franceses volvió a resonar el nombre de Nasri, pero en general nuestro vecino francés había quedado satisfecho con la explicación de su seleccionador.

Llegó el día del debut y aunque Honduras no era un rival complicado, 'Les bleus' dieron muy buenas sensaciones. Destacaron la pareja de mediocentros, Matuidi y Pogba, y también Karim Benzema, que está cargando con toda la responsabilidad en la selección gala. El '10' francés anotó dos goles ante Honduras y estuvo muy participativo jugando como única referencia hasta la salida de Giroud, donde pasó a una posición más retrasada donde, insistiré toda la vida, se encuentra más cómodo. Matuidi y Pogba en constante movimiento eran una muralla impenetrable para el conjunto sudamericano que no pudo hacer nada. Brilló Francia y brillaron sus estrellas ante un rival más débil, pero pronto venía una prueba más dura, Suiza, que venía de vencer 2-1 a Ecuador y que contaba con futbolistas muy talentosos, del nivel de Xhaka, Shaqiri o Dzemaili.

Los días posteriores al encuentro con Honduras y los previos al encuentro ante Suiza, enviaron mensajes positivos a la selección, que estaba contentando a todo el país. Deschamps parecía empezar a ganar los apoyos que le faltaban, aunque por supuesto ni mucho menos había sido un rival de renombre el que había caído. Suiza era un rival más importante y marcaría el rumbo de los franceses en el Mundial.

El partido contra los suizos fue, francamente, un paseo, un recital futbolístico que solo terminó cuando Matuidi, Varane, Debuchy, Valbuena, Benzema y compañía decidieron que lo hiciese. Sorprendentemente Deschamps no había alineado a Pogba que saldría más tarde al campo y permitió la entrada de Sissoko que realizó un partido de nivel y estuvo siempre al quite, ayudando a Debuchy a cubrir la banda derecha y permitiendo a Valbuena quedar liberado de las tareas defensivas (a las que no es muy dado el fubolista del conjunto marsellés). Griezmann se cayó del once y entró Giroud, quizá para romper la defensa correosa de los suizos, que todo hay que decirlo, no estuvo muy acertada ante Benzema y Giroud que ofrecieron un recital digno de ver una y otra vez. Los goles cayeron uno tras otro hasta poner el 5-0 que significó la relajación total francesa que empezó a dejar espacios y a parecer menos invencible de lo que había demostrado durante 70 minutos. Finalmente los suizos maquillarían el resultado (dejando el 5-2 definitivo), aunque quedó demostrado que Francia está entre las selecciones más en forma y entre las candidatas a campeonas del mundo.

Deschamps parece que acertó con  sus elecciones, creando un equipo equilibrado, sólido en ataque y defensa y con mucho potencial de cara a gol. Bien por tí, 'Didi'.




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